martes, 16 de octubre de 2012

Tal vez no hay nadie más.

Y de pronto, aparece alguien con los ojos azules, muy azules. Y el pelo negro, muy negro. Y me cuenta que tenía rastas, y que me regalará una para que la ponga en mi llavero. Y cuento un plan de tatuaje secreto. Y me golpea en clase, y nos llamamos "idiota". y se choca y me abraza, y cuenta las tachuelas de mi sudadera. Y me desordena el estuche y me fisga el móvil, y me pone su número con un icono directo, "sólo por si acaso".
Y se come mis chicles, y yo compro Lacasitos para compartir. Se ríe siempre de mis estupideces (incluso de mis chistes) y me echa la culpa de todo delante de todos los demás. Y volvemos a insultarnos en el bus. Pero luego me da las gracias. Dos veces. Y me dice que alguien está muy buena, buscando confirmación.

Y comemos patatas fritas (con café) y palotes que no deberían estar tan duros. Y leemos el Marca y grita mi nombre con una voz aguda que taladra el cerebro. 

Y reconozco cosas en él que me hacen gracia, que me recuerdan a gente que me hace sentir en casa y a salvo. 
Porque aunque hace un mes que apareció en mi vida, con sus pocas palabras y sus ojos esquivos, me hace sentir un poco menos sola.
Y un poco especial.  


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Quizás has sido tú. Tal vez no hay nadie más. 



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