La otra mitad del año.
El otro día de la marmota.
Tan normal y tan extraño. Y puede que ahora sí que sí, tú y yo solo seamos fantasmas al lado de un radiador.
O puede que el último fantasma sea yo.
Y Sabina me dice al oído, en la cama, que tal vez no tengamos más noches y que puede que no sea la mujer de su vida.
Y tal vez tenga razón y lo mejor sea aguantar esta lluvia y este frío, y oír la locución del metro y apartar la lágrima. Como quien aparta un recuerdo.
Y que me cante al oído. Aunque no tengamos más noches.