lunes, 18 de noviembre de 2019

Quieres exactamente aquello que no tienes.
Por primera vez en mi vida tengo a dos chicos claramente detrás de mí. Cada uno distinto y parecido en ciertos aspectos. Con los dos he dormido en la misma cama. Los dos me han medido a bocados de la cabeza a los pies, literalmente. Los dos son buenas personas, más mayores. Mucho más altos que yo. Los dos me cuidan. Los dos me miman y me consienten. Pero.
Pero justo hay uno que no es mas mayor, ni (mucho) más alto. Justo el más complicado, justo el que más me gusta, justo al que menos veo. Justo él. Al que no me quito de la cabeza es a él. Al que no sé muy bien cómo tratar. Al que quiero tener más cerca. Al que me dejó fulminada en una librería, comprando libros por alargar, diez segundos más la posibilidad de hablar con él. Justo él.
Justo él, que escribe, que canta las mismas canciones que yo.Justo él, que se ríe de mis mismos chistes. Justo él, que es al que siento más lejano.

Quiero exactamente aquella sonrisa en la barra del bar. Aquellos dedos rozando mi brazo. Sus ojos posados en el fin de mi espalda. Las manchitas de sus dientes. Los ojos negros. Las ganas que tenía de acercar los dedos (diez centímetros, cinco, veinte milimetros, cero) y retirar aquellos pelos desordenados de su ceja, La forma de reírte, achinando los ojos, detrás de tus gafas, con tus dedos largos tapando tu boca.
La manera en la que me mirabas, de pie, al despedirte, alargando el roce de los dedos.
Quiero verte ya. Ya.