lunes, 30 de diciembre de 2013

2014 feliz.

30 de diciembre de 2013. Berlín-Madrid- Palencia. Tren.

Yo le pedí a 2013 algo que me removiera por dentro, que me acelerara el pulso y que me cambiara la vida. 

Y el 2013 que pintaba mal, me trajo un cumpleaños multitudinario inesperado, certezas laborales, un título más, un amigo trotamundos con acento gallego. Me dejó a mis hermanas, fieles y siempre encima a pesar de estar lejos y me dejó a mis chicos, más mayores, emparejados, solteros, con y sin trabajo, pero siempre cerca si se necesitan. 

Pero lo más importante es que en mayo el año me trajo una explosión de primavera inesperada y agujetas en los dedos de escribir a horas intempestivas. Palabras que nunca pensé que nadie diría en voz alta por mi. Un amor como el que cantaba Miguel Ríos en Santa Lucía: ciego. Sordo y mudo (al principio). Y un poco loco.  
Y lo siguió una luz que lo iluminó todo en junio, que hizo saltar los cristales y que lo hizo todo nuevo. Que me hizo a mi misma nueva. 
O tal vez que me hizo creer que lo que yo escondía y lo que yo era estaba bien. Y era bueno. Y que merecía la pena. SIn condiciones ni dobleces. La luz de los agujeros de gusano. 

Me trajo La Central, una revista,agua con gas, una foto de una silla vacía y se llevó mi aliento.Sus botas frente a mi.
 Ese día se metía el sol en Gran Vía justo a tiempo. Justo a tiempo para hacerse de noche en Debod. Justo a tiempo de no encontrar sitio para cenar. Justo a tiempo para encontrarnos con una pareja de novios y ver las señales claramente en una voz que no era la mia pero que usaba mis palabras y dijo boda y amigos y un anuncio de televisión.
 Me dio un Madrid nuevo y la creación y confirmación del mantra de que todo lo que empieza en Madrid no puede salir mal.  
Me dio besos largos bajo la luz de una farola y una noche larga de mirarnos en un hotel, la primera vez de abrir los ojos después de dormir y toparme con los suyos. Y aunque él no quiera, yo seguiré pensando que fue una de las noches más bonitas de mi vida. Aunque todo mejoró al salir el sol. 
Ese gesto de sonrisa torcida de niño que intenta averiguar un puzzle desde lejos. El abrazo y las manos de un hombre que es valiente y está ahí cuando tiene que estar. 

El 2013 me presentó un cariño impensable para mi para un ser pedorro, blanco y negro como el Nodo y brutote, cariñoso y dormilón: lametones de amor y abrazos. Calor acurrucado en mi regazo haciendome compañía y pidiendo mimos. 
El 2013 me dio sentido a canciones de Izal, de Zahara y de Lori Meyers. Mesa de 3+1.

Me trajo una sorpresa enorme, visitas fantasma a Valladolid, un twingo verde, el hueco de mi escalera, una furgoneta de empresa con las ventanillas bajadas y mi musica (nuestra) sonando.
 Me trajo unas llaves de casa. 
 Me trajo un Orgullo para dos con pokemons y matricula de honor general en el examen. El cumple de Lara, su playa y las llamadas de madrugada. 
Y un Berlín levantado en obras al que no le faltaba ni le sobraba nada siempre y cuando él se despertara a mi lado y al que le hemos regalado 100 millones de besos en horas pegados como siameses. 

En definitiva, me trajo lo más bonito que hubiera podido imaginar. Lo que siempre pensé que no podía existir y que si existía, no sería para mi. La certeza implacable de que era ÉL (oh, sí. Existía) y de que habrá boda en Las Vegas (por definir si es en las de EEUU o en Murcia), pero con él. 
Hubo en el 2013 una manera especial de agarrarme la mano para bajar del Metro en aquella mañana de Retiro y sombreros amarillos. Hubo una explosión de fuegos artificiales en la escalera del Hard Rock Cafe. 
Hubo una mañana de piscina como nunca habia tenido, un atardecer en una terraza y una cena para gente de la que no sabía el nombre. Hubo pelis malas en el cine. 2 o 3 fechas para poder celebrar aniversarios. 

También hubo, no os engañaré, alguna que otra lágrima por la desesperación por verle y por el miedo asfixiante (quién me ha visto y quién me ve..) a dejar de gustarle y a verle desaparecer.A volver a la guerra sola y a sacar la pala para otro hoyo donde esconder la cabeza y el corazón en caso de derrota.  Hubo nudos en la garganta.
Y es que por primera vez entendí eso de que solo los que no han tenido nada nunca no tienen nada que perder, y que el gesto más difícil de querer a alguien es presentarse tal y como se es, decir lo que se piensa. Ejercer de kamikaze por sistema. Y ser feliz a pesar de caminar por el alambre sin red. 


Así que creo que solo puedo decir que hubo en 2013 un antes y un después en mi vida: hubo un nuevo plan. Alguien que me cambió la vida y desde que ha llegado no puedo ni quiero pedir nada más porque bastante suerte tuve ya con él.  

Por mucho que lo explique nadie sabrá la pena que me va a dar despedir este año que solo tiene un nombre y un protagonista.
 Lo mejor es que el culpable seguirá aquí mañana. Y que ya dará igual que sea 2014 o 15, porque ya no hay nada que esperar. 
Él vino e hizo de un "feliz 2013" un 2013 feliz.Muy muy muy feliz.   
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Nada ha cambiado. 
Sigo sintiendo exactamente lo mismo que cuando vi aparecer la punta de tus botas marrones en el suelo. Más, porque la lista de agradecimientos por todo lo que haces por mi crece y se suma al enamoramiento tonto y la montaña rusa que me nace en el estomago al mirarte de nuevo. 

Eres perfecto. 
Eres luz...