martes, 29 de enero de 2019

Todo lo que importa.

Me miras con esos ojos negros que más que mirar, resumen. Y sonríen. Ellos y tú.
Mientras te cuento los hechos, tú pegas sorbos con el vaso de cerveza entre tus dedos (finos y alargados, huesudos) enfrente, mirándome con una mueca divertida y las cejas enarcadas.
"Parece que todo se derrumba" te digo, cerrando los ojos y sacudiendo la cabeza tras contarte detalladamente la serie de catastróficas desdichas que acucian mi vida en este viernes, en esta plaza de Madrid, en este invierno. Pero ahora, después de escucharlas en voz alta saliendo de mi boca, alejándose hasta ti, hasta tus oídos, hasta tus ojos traviesos, mirándote de cerca, no parecen tan graves.
Y pareces adivinar que he llegado a esta conclusión, y pareces adivinar que siento que me he metido en un callejón sin salida y que el drama ha sido desactivado con éxito sin decir una palabra por tu parte, y que ahora de lo que tengo ganas es de reírme y de decirte "olvídalo", pero a mi solo me sale ocultar la cara entre mis manos, roja como un tomate, por fin, sonriendo.

A ti mi gesto fatalista te hace gracia y te ríes, echando hacia atrás la cabeza en una carcajada corta y explosiva. Agarras la cerveza, te levantas y caminas dos pasos hasta sentarte en el taburete que está a mi lado, apoyando la cabeza en un codo que has puesto en la mesa, como evaluando la situación, con tu cuerpo orientado hacia mí. Te sientas a mi lado pero mantienes la distancia, como si supieras que necesito aire para respirar.

Sigues mirándome con una media sonrisa, con un gesto que me recuerda a una foto que tuve de Capa en la pantalla de mi móvil. Guasona. Sin decir una palabra.
Después de unos segundos en los que yo te miro como si me hubieran pillado copiando en un examen, con cara de "sí, este desastre soy yo", alternando la mirada entre mi caña y tus ojos, te yergues, coges aire y con cara seria me dices "Bueno, en vista del cariz de los acontecimientos, es hora de adoptar medidas drásticas... Mesero: dos cañas. Muy dobles". Y yo suelto una carcajada que me agita desde el ombligo.

Unas 9 horas después, tras cerrar 4 bares ("NO VE USTÉ QUESTE DRAMA REQUIERE OTRA CAÑA, SEÑOR??")  y unos cuantos cargos en las tarjetas de crédito de cada uno, no sin la ceremonia del "No, no, el drama es mío, déjame pagar a mí" "Precisamente por eso, porque es tuyo, déjame acompañarte en tu dolor", llegamos a mi sofá a duras penas, riéndonos a carcajadas y bastante borrachos.
Los dos, derrengados, nos miramos sonriendo,agotados, durante unos minutos. Sin decir nada.
"Tal vez debería marcharme" dijiste con tono de pregunta a la que se le habían caído los signos de interrogación.
Yo no dije nada, sonreí y giré el cuerpo noventa grados, colocando mi pierna y mi brazo sobre él, abrazándole.
Él volvió a reírse con una carcajada y besó mi frente.

Y el primer rayo de sol del día entró en el salón, certero, recto, como un disparo.

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Ten un plan.
https://www.youtube.com/watch?v=fgsrZLdOvCo