jueves, 24 de noviembre de 2011

"Que nadie te haga pensar que no fuimos los mejores"

La monísima Audrey tenía en "Desayuno con diamantes" días rojos. PIcasso tuvo época azul. Y yo tengo "dias Isma": te sientes mal con el mundo? nadie te entiende? quieres prender fuego tu oficina o hacerte el hara-kiri con un boli bic?.... si todas estas respuestas son afirmativas, tengo un día Isma. De Ismael Serrano, quiero decir.

El señor Serrano llamado "El triste de los tirantes" entre cierto círculo de mis amistades es una señal inequívoca de que estoy hecha una p*ta mierda. Es ponerme triste, y ponerme a Isma. ¿Y por qué? Pues porque con él lloro a moco tendido y río al mismo tiempo. Me desahogo como una serrana y termino viendo la lucecita al final del tunel.

Yo quiero mucho a Isma (comprenderéis mi confianza para llamarlo "Isma" y no por su nombre completo...) porque es una de esas señales que aparecen SIEMPRE justo cuando más lo necesito.
HAce unos cuantos años necesitaba unas entrevistas para la Facultad. Vine a la Santa Casa intentando que alguna de sus rutilantes estrellas me hiciera caso, y ni siquiera pude pasar de la puerta. Esperé durante horas en la puerta, por si CUALQUIERA pasaba por allí. Pero no apareció ninguno. Nadie.
Después de 4 horas estableciendo intentos en vano con cierto personaje de un grupo poppie de la movida que ahora me lanza miraditas estúpidas de viejuno con posibles, lloraba en la puerta, con dignidad y rabia contenida, lagrimones gordos como puños maldiciendo mi carrera y mi FAcultad. PEro sobre todo mi carrera.

Y de pronto, apareció su cabeza entre los 5 millones de personas que cruzan atareadas la Gran Via. Alucinando, lo paré y me encontré con un tío normal. Quizá más normal de lo que esperaba para él (Qué estúpido es el "Mundo Admirador"...) que me dio tranquilamente un teléfono para que le recordara la cita para la entrevista. Así. Sin más. Con dos besos en las mejillas, se marchó. Y yo lloré más, ahora sin dignidad, pensando en las señales extrañas del destino.

Y desde ese momento, Isma ha sido testigo de la ruptura más desagarradora una madrugada de cumpleaños, de viajes en coche, de tardes de lluvia y de infinitos viajes en bus o camino de la facultad. Ha tocado para 50 personas en mi facultad con un chubasquero gris y una guitarra. Ha puesto palabras a despedidas por mail, en la estación y a tardes en las que, carajo, merece la pena respirar.

Total, que hoy todo es una mierda y lamento no haber aprendido a cerrar más puertas a su tiempo. Y hoy es un día Isma porque recuerdo esta canción. Y la suscribo hasta en las comas.


Y aunque la banda sonora la pone esta canción de derrotado-esperanzado, prefiero poner los versos de otra canción. Vuelvo.
 
Aún queda tanto por vivir,
tantas cosas por hacer
aunque pesen los fracasos.
Cuántos veranos perdí
buscando aquella canción.
Siempre estuvo en tu regazo.

Nuestro error nunca fue amar
como si el jodido mundo
acabara en nuestro abrazo.
Que nadie te haga pensar
que no fuimos los mejores
cuando el sol ardía en tus labios.