martes, 5 de marzo de 2013

Tú haz como si me conocieras.



Hoy cumplo 26. 
Y llego a ellos igual que a los 22, y los 23, y los 24, y los 25. Llorando. 
Y es que tengo monstruos en el armario. Tengo uno grande, al que casi estoy acostumbrada y al que he aprendido a no hacer caso. Pero a veces grita más de lo normal. O aparece en días como hoy, recordándome todo lo que no soy, todo lo que no tengo. 

Y además de ese monstruo, tengo un fantasma. 
Un fantasma de un hombre casi valiente que una vez intentó matar al monstruo, y que consiguió domesticarlo y apaciguarlo con solo aparecer. Solo que un día se fue y de dejó su sábana. Y también en días como hoy viene, a recordarme que ya no está. Y lo bueno que era que estuviera. 
Y aunque ya no necesito al hombre casi valiente, porque ya pasó, y él lo sabe, y yo lo sé, cada vez que aparece podría jurar que daría algo de mi para que volviera a sentirle vigilando mientras duermo al armario, por si el monstruo ataca. 

Y no lloro por ese fantasma. Lloro por todos los que me dicen que el monstruo no existe, y me regalan tirachinas y maderas para bloquear las puertas. Y que me hacen creer que a lo mejor no soy tan mala. 

Y aún así, necesito, por mucho que lo niegue, que alguien me ayude a matar al monstruo. Y alguien que me acaricie la cabeza mientras duermo, abrazada a él, por fin, tranquila. Y feliz. Y que me diga, como el fantasma, que no va a pasarme nada mientras él esté. Y que yo me lo crea.


Luis Ramiro tiene nuevo disco, y la primera canción es mía. Porque tengo un monstruo en el armario, resto de una infancia mal curada y necesito que alguien me acompañe hasta la cama. 





lunes, 4 de marzo de 2013

No me lo merezco.

Quererte así, de pronto, súbitamente, como me pasa siempre, debería ser inconstitucional. Debería estar prohibido.
Debería no poderse tener así la cabeza, y tu nombre en mis labios con sabor a melón y chicle compartido.
La ONU, la OTAN, la Guardia Civil y los municipales deberían salir a la calle, a buscarte y a buscarme, a sacarte de mis pensamientos a porrazos, por insurrecto. Por estúpido. Por raro. Y llevarte a una celda oscura, tenebrosa que se lleve la luz que traes, y el viento huracanado y la luz del sol que quema.
Y al torrente de palabras inútiles, yermas, estériles que no llevan a nada y que no cambian nada, pero que desenredan tu pelo entre mis dedos otra vez.

Quererte así, querido, con las luces rojas parpadeantes, con las sirenas, con los carteles de peligro no debería pasarme. Porque no me lo merezco.

7 pecados.

Sí. Tengo celos. 
Y si pudiera, me reencarnaría en tu bufanda. 

Y si pudiera, aumentaría la lista de mis pecados. Contigo. Todo el tiempo. 



¿A que no sabes dónde he vuelto hoy?


Estoy muy perdida. En muchos aspectos de mi vida. 
Iba andando y necesitaba pararme y pensar, y estar en algún sitio seguro. Pensé una iglesia a la que mi madre solía ir cuando las cosas iban mal, entrar, sentarme en un banco con música y pensar. Y hablar conmigo misma. 
Pero eso iba a ser un acto hipócrita, porque al final, terminaría pidiendo a un dios en el que no creo que lo calmara todo, y que me indicara cuál es el camino. Pero hasta donde yo sé, dios no habla con nadie. Y, qué narices, qué pinto yo en una iglesia. 

Así que decidí volver a la calle por donde volvía del cole con mi abuelo. Es lo más cerca que puedo tenerlo ahora. 
Y qué traicionera es la memoria, yo la recordaba con otro nombre. Pero era la misma. Calle Baltanás. Con la primera casa con un cuadro de azulejos de una virgen (no sé cuál....tampoco las distingo). 

Y me he sentado en el bordillo. 
Y le he contado a él, que es el abuelo que más he querido lo que me pasa. Él, como dios, tampoco contesta. Pero me da más confianza. Será porque él me quería y dios nunca ha dado señales de que me tenga demasiado aprecio. 

Total, que mañana es mi cumpleaños. Paso los 25. Y todo se tambalea demasiado. Y todos están demasiado lejos.

domingo, 3 de marzo de 2013

"Ni un 5%, ni un 1%"


Siempre que llegas es luz, y es alarma. Y es lo que es y lo que no puede ser. 
Y descubro tus verdades a medias y veo en las tuyas las mías. E intuyo sus causas. Y me gusta el motivo (si es el mismo para los dos).

bailar pasodobles entre palabras a medias. Sentarme encima de ti como por un descuido y llenarnos la lengua del mismo sabor. 

Levantar los celos en los demás (absurdo, que eres absurdo."No te levantes. Por qué me dices eso?".), y que no me permitas casarme con nadie. 

Heridas mal cerradas desde hace mucho que sangran, vivas,rojas, de vez en cuando. 

No entender. Como siempre. 

(feliz cumpleaños a mi)