lunes, 31 de diciembre de 2012

Querido 2012 que te vas...


Querido 2012: 

Qué año tan raro. Realmente, si miro atrás, solo puedo ver el verano como resumen ideal de 12 meses, y como el mejor regalo que me dejas.
Noches eternas con la chica de la radio, en las que empalmábamos noches y mañanas, con la cabeza bombeando sangre en las sienes, los ojos rojos y el corazón igual que el de una adolescente. Qué bonito hubiera sido un verano que durara 10 meses más. 

Recuerdo febrero con la llegada al hospital y la cadena de desgracias posteriores, la certeza de las cicatrices y de los afectos que nunca vuelven. Cumplir 25 llorando por alguien por quien ya he llorado demasiado y celebrarlo por la noche con 3 corazones llenos de amor del de verdad.

Y aunque no podría elegir entre uno de esos 4 corazones,uno de ellos se convirtió o dio el paso definitivo a ser mi hermano, porque un día que creí que la salida más correcta era dejarme llevar y saltar, él se quedó a mi lado muchas horas limpiándome las lágrimas y el barro de los pies y de las manos. Y me protegió de monstruos que nadie más había visto. Y creo que desde ese día soy un poco mejor persona. 
Otro de esos 3 corazones fue el de mi otra hermana, que este año, por fin, se ha vuelto feliz. Y está tan feliz, a pesar de tener su vida atada a un libro de test de medicina, que cada vez que me  mira se le escapan corazones por los ojos y me inunda a mi con una paz de esperanza. Como si fuera verdad eso que vendían en los cuentos del príncipe azul (aunque sea del Atleti), y que pasa, y que el destino sale a buscarte aunque tú te empeñes en despistarlo. 
El otro corazón de esa cena es la única persona que me ha demostrado, pasara lo que pasara,  que estaba ahí. Tal vez no sea el guerrero más valiente, ni tenga siempre a tiempo la palabra precisa. Pero está siempre. Y a veces refugiarme en él es como llegar a una casa que nunca tuve. 

Este año también hubo una noche mágica, de karaoke y calles sin nombre de madrugada. Y un camión de mudanza que recorrió los 300 kilómetros más largos de mi vida, que me separa de mi vida real. O de la que siempre soñé y que durante un tiempo fue lo único fiable de mí misma. El único motivo de orgullo que tenía. 

Apenas recuerdo nada más de este año. La llegada a Valladolid, el chico de los apellidos largos, y el de los ojos azulescasiverdes. La abejita. 
Un reencuentro en un bus, un día de lluvia, un paraguas y un abrazo que no se dio. Tal vez porque todo estaba muerto ya. A pesar de mis intentos de reanimarlo o de mantenerlo vivo, puede que con demasiada ilusión. 


Y ahora que se me van estos doce meses, raros, tristes, preciosos, con muchas lágrimas (demasiadas), con muchas risas, con muchas cervezas, con  muchos abrazos, con declaraciones de amor, con muchas noches de ver salir el sol, con descubrimientos, con dolores, con certezas... ahora toca cerrar este libro.

Y empezar uno. Que qué espero que me traiga? pues poca cosa. De hecho, me da tanto miedo plantearme nada que casi me da miedo pensar. Literalmente. 
Quiero ir a la playa, quiero noches en coche, quiero Mahous y suelos adoquinados, y muchos abrazos, y muchos escalofríos de los buenos, y algo con nombres y apellidos que me vuele la cabeza y me haga entender qué hago yo aquí. Quiero sentirme orgullosa de mi y dejar de sentirme perdida aunque solo sea por un día. Quiero volver a saber a dónde voy. Quiero cantar a gritos con alguien. Quiero dejar de luchar un rato y que alguien nade por mi, y se ponga delante para esquivar los golpes. 
SObre todo quiero ser feliz. FELIZ como aquel atardecer en el Madrid de los Austrias y lo dije en alto "soy feliz", para atraparlo un rato más. Como conjurando el miedo. 

Este año yo fui yo por última vez, y estuve en ese sitio donde era más feliz que nadie. Y allí, una mañana de zumo de naranja y muffin, llegaron ellos. Y me hicieron respirar hondo, como ahora, y limpiarme, con solo un dedo, una lágrima de la que nunca nadie supo. 
Hablaban de una alarma. Y de la fuerza que impide que caigas, aunque tiren a dar. 
Puede que me haga un tatuaje. Pero ya será en el 2013. 

Pórtate bien. Por una vez. 


---------------------------------------------------------------------------------------------
2012 también fueron LOL, Sidonie, la única canción de Amaral, Whistle, Bruce Springsteen, Bowie...
----------------------------------------------------------
Pequeñas frases que te recuerdan, de una vez, con quién cuentas. Y con quién no. Idiota. 


domingo, 23 de diciembre de 2012

Sólo sabe que no sabe nada.

Sus bocas supieron (de saber de sabor) igual toda la noche. Hasta cuando se despidieron, un testigo, dividido a medias, dejaba los últimos rastros de sabor en la lengua del otro. 

Supieron, ambos (de saber de saber) que había lineas que marcaban zonas movedizas y parecían jugar a saltarlas, como cuando se cruzan los pasos de peatones sólo pisando las franjas blancas. 

Sabía una parte lo que era el estómago atenazado.
Sabía la otra parte lo que era aquella manía de colocar con una media sonrisa, y voz más suave (como si solo quisiera que se oyeran los dos) el flequillo. 

Supieron los dos mantener la compostura en los roces casuales intencionados. Y de esos contactos leves, de segundos eternos de presión entre los cuerpos, que pueden ser todo y no ser nada en caso de emergencia. 

Sabía una parte de sus querencias por las antesalas de lo posible.
Sabía de la otra parte el dominio del fino arte del despiste. 

Lo único seguro era el haber aprendido la lección de que los trenes pasan una vez. Y que era mejor subirse. 
Y, aún más seguro, aún más palpable, era el miedo al (más que probable) choque (contra el suelo).  

Pero las mariposas que le tiraban del ombligo no le dejaban mirar hacia abajo. 

                   ¿sería la niña imantada una señal?

               Y viendo a esos dos bailar, desde fuera, no es todo tan terrible...

   
                             

-----------------------------
No es que no crea en Papá Noel, es que él ha dejado de creer en mi.
Por eso, desde hace mucho tiempo, las únicas cartas que escribo, y que merecen la pena escribir, son las de amor.
Una pena, que, como las que escribía a Papá Noel, hace tiempo que no llegan a ningún lado.











viernes, 21 de diciembre de 2012

Y si el fin del mundo...

Tengo que escribir cosas que no quiero, y que no sé decir.
Y casi se acaba el mundo. Y si se acabara, deberíamos pensar si, realmente queremos hacer lo que estamos haciendo. Sé mi repuesta. Pero espero que sea verdad que el mundo no se acaba (hoy).
---------------

no entiendo por qué. Pero pasa.Escuece.No es un arrepentimiento, ni una sensación de pérdida. Ni añoranza ni nada así, de esos sentimientos de poso dulce. Es solo una especie de nudo en la boca del estómago. 
No sé por qué, porque no todo era rosa y fantástico, y porque no encajabas en mi. No encajabas. Y yo lo sabía. Supongo que será por las explicaciones poco convincentes. Por aquellas miradas estúpidas (ahora lo pienso y me da una especie de vergüenza ajena). 
Detesto este sentimiento.  Lo detesto. LO ODIO. Porque no entiendo qué hace aquí. No tiene sentido. Porque casi no recuerdo nada si no fuerzo la memoria.
Pero es fácil. Confío en que el tiempo terminará borrándolo todo. Mientras, yo me ocupo de eliminar tus huellas. Y las suyas. Y las de todos. 
Al final, el verano sin mar se llevó muchas cosas. Algunas que nunca llegaron a ser. Y por eso, porque nunca llegaron a ser, me sorprende que no te hayas ido ya. 
Así que es mejor no darte importancia. 

---------------
Si de verdad se acabara el mundo, volvería a Madrid. Y tendría que hacer una lista con las personas a las que escribir un te quiero (no hay tiempo para malgastar). Me zamparía una pizza y un helado de menta y chocolate. Pondría música, bailaría y antes de que llegara el fin, cantando una canción bonita, saltaría por una ventana. Porque es mejor que en la vida, los finales, los elijas tú.
-------------------------
No sé si me ha gustado o si me ha asustado el hecho de que, pensando en esa hipotética lista de llamadas/mensajes pre-fin del mundo, su número ya no estuviera. Puede que al final haya interiorizado que no hay que malgastar energías con quien no hace nada para merecerlas. Rectifico: me ha gustado. 
----------------------

"Se nos ha hecho un hombre. Se le ve un tipo serio, de esos con los que te planteas casarte y tener hijos"....... Y curiosamente, curiosamente, ya no chirría.




domingo, 9 de diciembre de 2012

La vida en las moscas.

Uno de mis mayores defectos es que no sé decir adiós. Ni poner puntos finales. 
Me ha pasado con mucha gente. 
Y es que, a pesar de lo bestia que soy con algunas personas (me la juegas una, no me la vuelves a jugar), con otras, con esas especiales que llegan y te cambian la vida, me cuesta cerrar. Aunque lo que haya entre los dos sea un cadáver con la piel de los días mejores, en los que fuimos algo, pero por dentro ya no quede nada. 

Fue todo tan rapido, tan bestia que ni siquiera he podido asimilar nada. Si, sabía que no iba a llegar lejos aunque me engañé pensando que no tenía nada que ver que fuéramos tan distintos. Tan opuestos (nunca te fies de alguien que no lee....)
 Porque era una de esas personas que te regala el destino cuando de verdad necesitas a alguien. Puede que me agarrara como a un clavo ardiendo. Puede que no viera lo que veo ahora. Puede que antes no fuera así (que no lo era...a veces).
Luego vino la explosión y ESE fue el momento del adiós. Por su parte y por la mía. 
Pero me ha hecho falta un par de detalles tontos, un par de recaídas en el "puede ser...no todo está perdido" para darme cuenta de que no. De que YA, NO. 

No podía durar mucho. 

Ya llegó el nudo en la garganta y el ansia por respirar adoquines de Malasaña. 
Sabíamos que iba a llegar. 

Aunque se había retrasado. 

y ahora, vete
Gracias. 

Me voy de aquí
sin duda será mejor
te sienta bien
focalizar la atención
me pasará
es un enfado puntual
no hay más.

Lo habitual
lo normal
ser ciudad
tendré que reinventar
reinventar
mi ciudad.

Mi supuesta amistad ha perdido valor en tu bolsa

tu voz de eternidad
lo que dura la vida en las moscas.

Que radical

me fui sin decirte adiós
te escribiré
para explicar mi versión
o no lo haré
al fin de cuentas tu no
te habías dado cuenta.

Vuelvo a mi plan

aún es pronto
y quizás la noche aun se presta.

Reinventar mi ciudad

soy ciudad
soy ciudad.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Era 24 de septiembre y hacía un frio del carajo. Acababa de aterrizar en una ciudad nueva, era el día antes de un día que me encanta y que detesto, y estaba allí, en una parada de bus que ni siquiera sabía si era la correcta. Ga me había llamado en el viaje de ida, desde el metro, y como una tonta, se me cayó una lágrima al escuchar el "...tengan cuidado con introducir el pie entre coche y andén". Todavía tenía lágrimas atravesadas en la garganta, haciendo bulto detrás de las (nuevas) lentillas. 

Ya era casi de noche, no entendía nada. no sabía nada. No conocía a nadie. Y ya que no le había visto a él (la única persona que podría salvarme, aunque nunca lo haga...esa estúpida manía), me daba absolutamente igual que se me escurriera el rimmel en un triste río negro. 

sonó esta canción y dije "soy yo. Es para mi". Y fue como un abrazo. 

Y el frio y los churretones de rimmel todavía no se me han quitado del todo. 


Si salimos de ésta,te juro que no haré ni un gesto de emoción.Bastante duro ya ha sido,como para darle encima la satisfacción.Tendremos que continuar,y aguardaremos en la fila donde cambian la ansiedad,por ciclos de suerte más normal.¡Tampoco pides más!Son tantos los días de impaciencia,casi una eternidad.Si el volante se ha roto,y salir por la ventana es la única elección.Si son desiertos de fango,de aquellos que a cada paso es un millón.Tú saldrás de ésta, créeme,y pronto entonarás pequeños cánticos,y en algún bar apartado,ahogaremos al espanto y nos pedirá perdón.Tu ansiedad, cederá.Como el rastro de una avión, se esfumará.Si tras el naufragio hay tempestad,nadie desertará.Tú sube a cubierta y ya verás,mil comandantes más.No baja nadie, no huye nadie,mil comandantes, que harán de viento y tú,harás de mástil, no será fácil,pero si ganas, habrá valido por dos.

Lo has conseguido. Los días sin ti. No hay manera humana.

El fin de todo tenía que tener como banda sonora el Gangman Style. Debería haberme dado cuenta de la señal de que ESO no podía salir bien. Yo no me di cuenta (estaba en otras cosas, qué quieres que te diga) y di, sin moverme, cuatro pasos que me alejaron (¿definitivamente?) de ti. 

Y no es que me arrepienta: no soporto que me corten las alas y me aburres que me matas. Y perdona la sinceridad.
 Pero sí te diré que desde esos cuatro pasos, he vuelto a odiar, como siempre y como nunca, esta ciudad. Tú eras una esperanza, aunque probablemente no quería rascar, por si descubría que eras de cartón piedra. 

Aunque es mejor ahora. 

---------------------------------------
Puede que sea aburrimiento. 
Puede ser. 
Pero no soporto esta puta ciudad. 

-------------
A los 17 tenía la conciencia, la certeza, de que nada encontraría aquí. Que aquí solo habría noches de pijama y mirar a las puertas de un bar si salía. E hice las maletas y volé tan lejos, que se me olvidó dónde estaba el suelo. 
Fui lista. Y cada vez que lo recuerdo, beso los ojos de aquella niña que sabía que la vida era aquello que no estaba aquí. 
---------------------


"Esta canción es para esas chicas que al principio no te gustan, pero que, pasado un tiempo, te das cuenta de que no puedes vivir sin ellas. Niña imantada".  
(De esos conciertos en los que las canciones crecen, y ganan significados. Entendí sus canciones.Me gustaba Balmes. Ahora lo adoro). 


miércoles, 28 de noviembre de 2012

"Todo el viaje con canciones pastelosas???"

y no había pasado nunca, pero pasó contigo delante. y con él. Y no pasó nada, pero para ti fue demasiado. Y luego, los reproches y la lluvia fina, y la pantalla parpadeando.
 Y los 3 días y las lineas en la carretera, en silencio. Con la lluvia cayendo fuera.

No sé nada,es lo único que sé.
pero tenía pinta de acabar como siempre.

en catástrofe.

-------------

Aunque volver a Madrid, a recibir abrazos, mejora mucho la perspectiva :). A casa.



sábado, 24 de noviembre de 2012

Lo que nunca he sido.


Era verano y yo era feliz. Y puede que estuviera un poco enamorada. Ya no lo recuerdo. 
Estaba en aquel estudio, lleno de gente, corriendo de un sitio a otro. En tensión, como siempre que trabajaba allí. 
Ella era más guapa de lo que imaginaba, y él. educado y cortés. 
No es que me guste demasiado su música, pero aquella canción (que yo les había pedido, a ellos y al mánager) me hizo pararme en seco. Y disfrutar de aquel momento. 

Cuando suba la marea.



jueves, 22 de noviembre de 2012

Lost (in translation)




S
O
C
O
R
R
O
.


-----------------------------

"Nadie se dio cuenta de que faltabas. Bueno...yo sí.Y te eché de menos" (Érase un hombre que veía cine japonés. Qué pena...)

-----------------------------
Tengo una luz roja en la cabeza, al fondo. Creo que se llama miedo. Aunque el miedo te pone alerta para cuando existe un peligro, no sé por qué aparece un miedo a algo que ya ha pasado, o para lo que no hay remedio. YO la tengo ahí, parpadeando. 
Espero equivocarme, pero unir los puntos me está llevando a un sitio que no me gusta. 
¿Podría haber hecho algo? ¿Ha sido mi culpa? ¿Debería haberme comportado de otra manera?
Nunca hay respuestas para las preguntas. 
Sólo queda hacer lo de siempre. Esperar. 
Pero ojalá que esté equivocada. 
Y que la luz se apague. 






Y que me des un abrazo. 

------
"Pero es triste, ¿no? ir mendigando casis de Iratxe, yo que la tuve un día en todos sus redondos."

De aquí: http://neorrabioso.blogspot.com.es/2012/11/los-casis.html

martes, 20 de noviembre de 2012

When the night becomes kind





I dreamed a garden full of light,
Just you and a man in white
He tears the apples from your eye,
Just to navigate your rise

Waiting for the moment
When the night becomes kind
There's a shadow creeping through here,
Will it reach your heart and mind?

Standing in the corner,
Too tired to sense defeat
You long to take this with you,
Yet yearn to be set free

I've wasted words of love and faith,
Their true meaning came too late
Now they're just whispers in the dark
Just scars upon your heart

Scars...

Waiting for the moment
When the night becomes kind
There's a shadow creeping through here,
Will it reach your heart and mind?

Standing in the corner,
Too tired to sense defeat
You long to take this with you,
Yet yearn to be set free

There's a kind of hope
You hold onto 
When the way is dark
And there's little to lose

A kiss good-night
The trap we spring
Don't turn me out!
I've gold to bring

A kiss good-night
The trap we spring
Don't turn me out!
I've gold...
I've gold to bring

Waiting for the moment
When the night becomes kind
There's a shadow creeping through here,
Will it reach your heart and mind?

Standing in the corner
Too tired but I see fine
Are you holding up?
Is this situation dire?

There's a kind of hope
You hold onto
When the way is dark 
And there's little to lose
Can you build a life 
From on your knees?
When the cost you paid 
Is the price you seek

"Son las 3 y estás aquí"...

Vuelvo al messenger (después de...3 o 4 años, somos los únicos que lo usamos en el mundo) y a acostarme a las 4. Y a no decir "hasta mañana" y a alargar la conversación dos horas más desde el primer "me voy a dormir".

Pero he aprendido y esta vez voy a pasármelo bien.
Esta vez, todo será más fácil.

-Gracias / -Bobísima
- Los encabezados y los pies de página son la magia de un trabajo
.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Find out why

A veces sí. A veces no. 
Es curioso porque sigo viendo que se repiten las historias, y que las mismas cosas pasan de la misma forma.
 Son las tantas y no puedo dormir.
 E intentas fisgar en mis papeles para saber qué escribo, y miras extrañado mi vinilo de Lennon enmarcado y la misma foto repetida en mi cuarto. Y me dices que qué fea era con 13 años. 
Y me escribes por sorpresa para pedirme una pistola (No tengo. Ya la habría usado). Y busco en tus karpetas y no hay nada de músika para mi.

A veces sí y a veces no. A veces lo veo todo claro. Y a veces quiero escaparme y a veces me siento en casa aquí, y a veces pienso que no pinto nada y quiero volver.RÁPIDO. 
YA. 

A veces sí y a veces no. 

Pero todo parece calmarse un poco cuando estás cerca. Y me haces sentir que todo puede llegar a tener sentido, y un motivo, y una causa. 



 Y sorpresa. Aparece esto (Oasis...Live forever)

A veces sí. A veces no. Pero aunque solo sea por las veces que sí, merece la pena 

Maybe I will never be 
All the things that I want to be 
But now is not the time to cry 
Now's the time to find out why 
I think you're the same as me 
We see things they'll never see 
You and I are gonna live forever



lunes, 12 de noviembre de 2012

Imposible.


"La mujer es el juez, abogado, jurado y verdugo. Una mirada admirativa de una mujer superior es el mayor premio que un hombre puede tener en la vida. Es lo más a lo que puede aspirar un tío. Hay hombres capaces de cruzar océanos, de matar, de morir con tal de que una mujer los mire con admiración. Hay miradas por las que el hombre se haría matar en el acto; y es verdad, es que ha ocurrido, es que históricamente es una realidad. No hay mayor desprecio que que una mujer así te ignore". 
Arturo Pérez-Reverte.



(que dice Artu que en la próxima novela hay mucho sexo duro..... y a mi se me están haciendo los días muy largos hasta que llegue a mis manos).

---------------------
Yo ya he estado aquí. Y sé que no debería volver a esto, porque conozco el fin de esta historia, porque todavía tengo manchas de yodo en los dedos....vuelvo a desplegar el tablero de un juego al que nunca supe jugar. 
Pero esta vez....esta vez, si tengo que morir, va  a ser matando.

(nena??.....hum)



Dos cometas erráticos se aproximan al supuesto teórico de un encuentro.... (en bucle)



sábado, 10 de noviembre de 2012

SegundosOlímpicos.

Eran las 7 pasadas y caminábamos a la estación. Él repetía, como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas que llegábamos tarde. Yo no tenía ni idea de dónde estaba y el volvió a bromear con la posibilidad de qué pasaría si él, que sabía el camino, saliera corriendo. Pocos metros antes, después de despedirnos del resto de la fiesta (los últimos supervivientes), dejamos atrás a los trabajadores de alguna tienda preparando mercancías y a los barrenderos, y nos quedamos absolutamente solos. Sin coches pasando. Sin gente en ningún sitio.

Llegamos a un territorio conocido.
 A mi me sonaba aquella avenida, bordeando un parque, pero había sufrido una de esas remodelaciones tan de moda que terminan sepultando todo el encanto de un viejo paseo de comienzos del XX bajo hormigón y decoracion urbanística minimalista. Aunque, aún así, seguía siendo bonito. Bromeé diciendo que ya podía irse corriendo si quería, que ya sabía llegar sola hasta el tren, sonrió, me empujó un poco y seguimos andando.
Caminábamos tambaleantes, como digo (demasiada sangría, demasiado whisky), colgados el uno del otro y de pronto, nos encontramos debajo de una cúpula de unos árboles enormes, llenos de hojas marrones y amarillas. 
Allí debajo, las gotas que habían caído durante el día, seguían resbalando entre las hojas y parecía que seguía lloviendo, aunque no caía agua al suelo, porque se perdía entre la espesura de la copa. Era solo el sonido. 

Y los dos, sin necesidad de decir nada, como dos estúpidos nos quedamos allí debajo parados,alternando miradas entre nosotros con miradas hacia las hojas, sonriendo, escuchando la lluvia que no caía, en unos segundos olímpicos (un segundo olímpico es un concepto que leí en algún libro, que decía que hay veces en la vida en la que el tiempo se alarga más allá de lo normal: los momentos en los que saltas desde un trampolín hasta que llegas al agua, el de la previa a un beso, una llamada de teléfono inesperada de madrugada, la primera vez que te coge la mano alguien que te gusta. Segundos olímpicos).

Luego me golpeó de broma, me llamó idiota, yo se la devolví y seguimos hacia la estación callados durante unos minutos, yo agarrada de su brazo y acurrucados por el frío. Sonriendo. 

 



jueves, 8 de noviembre de 2012

"Ay, neeena..."

He conocido mucha gente en mi vida. Muchos.
Muchos de ellos entran y salen sin dejar marca.
 De algunos ni siquiera recuerdo los nombres.

Pero a él me lo encontré una de las primeras noches en el colegio mayor. No recuerdo la primera vez que lo vi, pero sí sé que me recordaba mucho a un chico que conocí en Irlanda de cría,  y que además compartía nombre con él. Una noche, pocos días después, en medio de uno de mis ataques de amo-a-todo-el-mundo, subida en un sofá de una discoteca con él al  lado, bailando y saltando le dije una frase que cada vez que me la recuerda, me hace incómoda y alucinada de mi morro.

Pero me alegro de haberle hecho gracia con mi verborrea incontenible y mi inocencia  aquella noche, y me alegra haber desayunado pocos días después en un aeropuerto en el que no encontramos vuelos baratos (una pena). Y me alegra confirmar lo que sospeché, con aquella montaña rusa emocional que vivía en mis novatadas.

Y lo que más me alegra es que aún hoy, 7 u 8 años después de que me dejara entrar en su vida, después de  tantas risas, y tantas lágrimas, y tantos conciertos, y tantas fiestas, y tantos miedos y tantas empanadillas chinas juntos, siga a mi lado.



Tengo mil cosas lacrimógenas por decir, pero me las voy a reservar solo para él.

Solo señalaré otra casualidad: una de mis canciones favoritas lleva su nombre. Y la hemos cantado juntos.

Te quiero, Piticli bonico.
 We'll run wild. We'll be glowin' in the dark. 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Como llegan tus pecados.

Y yo, que me hice atea gracias a dios, a veces rezo a gritos. Sólo por si acaso. 







Quédate conmigo, solo para ver pasar el tiempo. 

Cuando éramos niños, contra la tempestad. 

martes, 6 de noviembre de 2012

Antes de rendirnos, fuimos eternos (y preciosos)

"Vamos fuera a fumar". Ella no recordaba que él fumara, pero lo siguió del mismo modo que lo hubiera seguido si le hubiera invitado a ir al infierno. 
Y allí afuera, en mitad de una noche de noviembre que rozaba un día de diciembre, los dos estaban apoyados en la pared de ladrillo. 
A una distancia prudencial para sus pensamientos, perímetro de seguridad establecido y fortificado con el alambre de espino de las falsas alarmas y los dobles sentidos, ella estaba viendo volver a la vida a James Dean, pierna recogida, cigarro en mano, cazadora de cuero y camiseta blanca. 

Sonaba amortiguada una canción de moda que interpretaba como una invitación a introducir los dedos despacio entre su pelo y hacer surcos desde su frente hasta su nuca.
 Para atraerlo solo necesitaría dejar la mano ahí, entre el cuello de su chaqueta y su piel, y hacer un movimiento. y así esa noche no sería capaz de dejarla marchar. Ella se encargaría de borrar rastros anteriores de pintalabios baratos. Puede que fueran cien. Puede que fueran mil. Pero por ella, podría llevárselos todos el mismísimo diablo. Esa noche era ella quien lo veía, exhalar humo, con los ojos entornados, mirándola. Como si supiera lo que pensaba.Y puede que realmente lo supiera.  

Hacía mucho frío pero tenía mucho calor en las mejillas. 
Él seguía fumando. Los dos callados.
De pronto se quitó el cigarro de los labios y lo acercó, con dos dedos, a los labios de ella. Cerró los ojos al notar el contacto
 y aspiró.

"Te abandonaré aquí, en esta ciudad que no conoces en esta madrugada fría", dijo él, con media sonrisa. 
"No vas a ser capaz"
"¿Me amenazas?"
"No. Lo aseguro"

A la mañana siguiente recogió su ropa del suelo mientras él dormía. Y le dejó, como la noche anterior, una marca de pintalabios (Chanel, rojo) entre los dedos. 




---------------------------------
En la mudanza encontré una vieja caja con fotos de las que ya no me acordaba. Hay pocas que hayan sobrevivido a los cabreos y a las heridas, por lo que las caras que aparecen son casi siempre, las mismas. Abrí la caja sin saber lo que había y me sorprendí.
 Me hicieron sonreír. 
Qué guapos éramos. 
Salíamos muy bien en todas, nunca posando. Radiantes. Y me gustó la idea de que haya podido guardar algo de lo que fuimos. De cómo era tenerte cerca. De cómo éramos juntos. 

Y en otra, de pronto, el Niño Burbuja, delgado, moreno, con melena, con esa nariz grande, en medio de ese  sorprendente proceso de hacerse el cisne que hoy es. Tendría unos...17 años. Aparece él solo, en la puerta del baño del bar, mirándome de lejos con una mueca divertida. Muy él. O a mi, al menos, me ha mirado mucho con esa cara (lo cual no sé si es bueno)
 Tengo otra foto con él en un viaje del instituto. Curiosamente, mi mente de pez recuerda el momento de hacer ambas.Él, sonrisa confiada. Yo ojos muy muy azules, señalando su camiseta. 

De él tengo un recuerdo más tangible y adorable. Una noche, en el bar, regalaban unos osos de peluche preciosos. A manos de una amiga llegó uno, y yo enamorada del peluche quería otro y se lo pedí a él. Me dijo que no quedaban más y debí de poner cara de decepción, pero no volví a mencionarlo en toda la noche.
 Al rato apareció triunfante, oso en mano. 
Le pedí que le pusiera nombre. "Salva" me dijo.  Y con Salva se quedó.

El oso (Salva) por un motivo que desconozco, ha sobrevivido a cambios de habitación en mi colegio mayor, las mudanzas sucesivas y mi desorden característico. Como sin querer, Salva desaparecía y aparecía sin que yo pusiera demasiado cuidado. Hasta que el Niño Burbuja reapareció en mitad de Gran Vía y descubrí, con una de esas casualidades raras que a mi me pasan con la gente, que debería cuidarle más. Al Niño Burbuja y a Salva. Porque también era una casualidad que Salva no se hubiera perdido por el camino. 
Y aquí estamos. Salva y yo. 


Por esas fotos, por Salva, no pasa el tiempo. Se mantienen estáticos, siendo testigos de a quién quise. De a quién quiero. Y no sé si es un consuelo o un desafío. Al calendario y a mi misma. 
En las fotos, y con Salva, aún no nos habíamos rendido. 
Y aún éramos eternos. 
Y preciosos.