viernes, 21 de junio de 2019

Hoy me preguntaba tío Nacho "De haber tenido curro a los 27,te hubieras casado con A.?" no hizo fakta pensarlo: "Me hubiera casado con curro, sin curro y como hiciera falta".Nos lo pedimos 1500 veces, yo todas de verdad. Él no lo sé, como aquella vez bajo la torre Eiffel en la que se arrodilló y a mí casi me da un infarto, y sacó del bolso unos pendientes para hacerme una broma. Hubiera dicho que sí. Claro que sí. Y aquella certeza que no nacía de la cabeza, sino del alma, me hubiera hecho la mujer más feliz del mundo.
Tampoco necesitaba uo casarme para pensarme, seriamente, como yo me pienso todo, poner mi vida en sus manos. A ellos iba, de hecho. A hablarlo con él, a establecer coordinadas, a plantear el futuro del que tanto hablamos y que, cuando iba a llegar, se esfumó.

Y a raíz de M. me he dado cuenta de que los daños han sido estructurales. Tal vez porque M. no es quien debe ser, y no me ha sacudido (demasiado) los cimientos y los principios y todo lo que quiera que se sacude dentro cuando llega el amor. Principalmente no me sacudió los miedos. Ni el dolor (leve pero persistente) de corazón. Como el tinnitus del oído, ese zumbido que te ronda constantemente, recordandote que sigue ahí.
No sé si lo que me hace falta es tiempo o la persona adecuada. No sé si llegaré a la desesperación a la que alude N. Espero que no.
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"El mensaje recibido ha sido eliminado. 07:33". Qué puede querer decir alguien a las 7.33. Qué no te atreviste a decirme. Querías cerrar más bares porque era viernes? Querías herirme? Que te demostrara si me importas interesandome por ti? Nunca lo sabremos.
Tampoco sabrás nunca los dolores que has causado. Ni siquiera la existencia de estas letras para ti. No lameré tus brazos. No comprobarás mis cicatrices. No creo que mereciera la pena. Tanta pena.

martes, 18 de junio de 2019

Se te rompe el corazón y no por él, sino por todo lo que temes, por lo que te espera o por lo que no te espera. Por sus brazos, por su lunar en la mano (te acuerdas? El tuyo sé borró), por su barba, por las camisas abrochadas hasta arriba. Por los ojos color piscina.
Lloras porque quieres respuestas y sno las hay. Porque quieres que alguien te diga que va a estar bien, que no vas a estar sola, que serás feliz, que no te mentirá, que será constante y que estará decidido a hacerte feliz y a acompañarte el resto de tu vida. Y cómo jode haber caído en todo lo edulcorado de Disney, en lo del hombre para toda la vida, en un compañero fiel.
Yo no quiero a un príncipe que me salve yo me salvo sola, pero sí quiero compartir el camino, sí quiero viajar de su mano, descubrir el mundo y quedarnos en casa. De hecho quiero hacernos una casa a nuestra imagen y semejanza, con nuestras fotos, con sus libros y los míos, mezclados y armoniosos. Con su ropa en el armario y su olor (no su perfume) en nuestras sábanas.
Quiero un amigo que me diga la verdad, aunque duela, y que me folle y me haga el amor a la vez. Que me haga reír a carcajadas y me escuche cuando llore, y me quite la razón si no la tengo. Quiero alguien leal, que me enseñe cosas, que sepa ilusionarse y luchar por la alegría, que sepa bien que la vida son dos días y que sea hedonista y disfruton. Que sea valiente y honesto y sincero. E irónico y que se muera por mí y me lo diga y que yo lo sepa. Que se Le enciendan los ojos al verme y me desnude desde lejos y rodeados de gente. Y que cuando estemos solos no necesite nada más. Que me abrace fuerte y me estruje los miedos, que sepa yo leer lo que quiere y necesite y que si no lo veo, me lo diga sin dudar.
Que seamos un equipo. Que seamos el uno para el otro y contra el resto del mundo. Que no mienta nunca. Que sepa bien cuánto valgo y cuánto Le quiero y que eso Le haga feliz. Que Le sea bastante. Que sepa desde lo más profundo de su cuerpo que yo siempre Le voy a ser leal, que le he buscado siglos, milenios, y que no voy a rendirme si él me promete no rendirse nunca.
Que esté. Que llegue.
Que llegue.
Y que esta vez, no me equivoque.

lunes, 17 de junio de 2019

"La vida es más lista que tú" (Asier Etxeandia)

la teoría esta de que es mejor hacer que quedarse con la duda me está saliendo cara. Evidentemente entiendo que está todo fresco, que en mi interior era perfectamente consciente de que esto no iba a ningún sitio y que ni siquiera me gustaba PERO.
Pero duele. Y busco canciones que le pongan nombre a esto y apunten directas a la herida y la suturen.
Tengo que recuperar la perspectiva, el plan de largarme lejos a una primavera infinita, con bien de luz y calor, no como aquí (hoy también está nublado).
Y me entero que alguien de mi familia va a conocerlo y me da un vuelco al corazón. Por qué, si en un mes no recordaré su cara (no lo hago ahora casi, de hecho. Mi madre dijo una frase magistral "apenas le reconoces por la calle"). Y es verdad. Es verdad. Pero duele. Porque al final los fracasos, grandes o pequeños, te señalan a ti, a tus defectos, a lo que eres. A esa manía tuya de ir con el corazón puesto entre los dientes, caiga quien caiga, de decir siempre la verdad, de meterte en los charcos, de vivirlo todo por si acaso, para cuando no pueda vivir más. Y claro, te expone a gente que sí sabe manejar esto. A gente que miente o a gente que se asusta de esta intensidad, a ese empeño mío de darme sin importar nada más cuando veo un destello de luz.
Y hacerse duro no significa hacerse insensible, lo sé.

Igual que hace dos días rogaba a los dioses en los que no creo (y él sí. La boda por la iglesia, no olvidemos)que ralentizara el tiempo, ahora pido que lo pase rápido, que salga el sol y que haga calor y que se me tueste esta pena estúpida. Y se me pierda por el camino.

domingo, 16 de junio de 2019

En aquel restaurante de mi primera cita o segunda después de un siglo, horrible, con mucho bullicio, el dueño del bar que vino al final me recordó a ti. El pelo rubio, las gafas, los ojos verdes. Para mí fue como una señal a destiempo. Qué haces aquí pensé. Porqué viene tu recuerdo ahora con este chico al otro lado de la mesa a importunarme y a hacer que te recuerde y que me de cuenta de todo lo que tú tienes y que les falta a los demás.

Te busco a ti y te espero a ti. A tu voz medio acatarrada, a tus marquitas en el moflete. A tu pelo perfectamente despeinado. A tu humor socarrón y a la manera de cantar tan grave.
A esa manera tan masculina de mirar como sopesando hasta antes de que empiece a hablar. A tus dientes afilados. A los dedos de pianista.
Y todo lo que pasa tiene sentido mientras tanto, porque las decepciones, los actos de valentía, los grandes errores, los entenderé mejor contigo al lado.
Y mientras tanto me haré mejor, para ti y para mí misma. Para que cuando me encuentres no tengas ninguna duda de que soy yo. Y todo aquello que nunca tuvo sentido con nadie será exactamente aquello que siempre habías añorado.