jueves, 22 de septiembre de 2011

Un pequeño salto para mi (...Hola!)


Puede que sea porque es septiembre, y al fin y al cabo, tenemos una nueva oportunidad de empezar el año después del 1 de enero. O tal vez porque este cacho grande de mi vida se me va, sin darme cuenta, como sin darse importancia. Como si todo, realmente, hubiera terminado ya y esto fueran los estertores.

A lo mejor es que es por la crisis, porque, como dice El Chico Fabuloso, "todo lo que conocíamos se ha ido al garete", porque aparentemente no hay salida y yo sí creo que hay una luz al final del túnel.

O puede que sea porque en la lista de las pérdidas hay apuntados unos nombres que nunca pensé, y algunos se aproximan, demasiado rápido, a ese borde.

Pues por todo esto y mucho más, hoy escribo por primera vez aquí. Porque Fotolog murió hace tiempo y con él me pasaba como con muchas otras cosas, que me daba pereza marcharme. O tal vez, lo que me daba miedo era marcharme, cerrar la puerta y que tú no asomaras, de vez en cuando tu nariz por estas letras que no huelen a tinta, y que no tienen el rasgo presuroso de cuando escribo el diario de noche, cada vez menos. Cada vez con cosas más serias. Y algunas más tristes. Y en las que no salen borrones ni arruguitas cuando se te cae un lagrimón tonto. 

Así que, que sepas que esto es un acto de valentía. Y un deseo de algo nuevo. Desde lo más alto de la radiodifusión española (porque estoy en la novena planta, no por otra cosa), desde el centro de Madrid. Desde un ordenador que no es mio (mientras escucho a una periodista investigar con un ertzaina sobre la muerte de ETA en el pasillo), a pocos metros de la mejor vista de Madrid, doy un triple salto mortal.

Empiezo este cuaderno. El número 9. Que es un buen número