la teoría esta de que es mejor hacer que quedarse con la duda me está saliendo cara. Evidentemente entiendo que está todo fresco, que en mi interior era perfectamente consciente de que esto no iba a ningún sitio y que ni siquiera me gustaba PERO.
Pero duele. Y busco canciones que le pongan nombre a esto y apunten directas a la herida y la suturen.
Tengo que recuperar la perspectiva, el plan de largarme lejos a una primavera infinita, con bien de luz y calor, no como aquí (hoy también está nublado).
Y me entero que alguien de mi familia va a conocerlo y me da un vuelco al corazón. Por qué, si en un mes no recordaré su cara (no lo hago ahora casi, de hecho. Mi madre dijo una frase magistral "apenas le reconoces por la calle"). Y es verdad. Es verdad. Pero duele. Porque al final los fracasos, grandes o pequeños, te señalan a ti, a tus defectos, a lo que eres. A esa manía tuya de ir con el corazón puesto entre los dientes, caiga quien caiga, de decir siempre la verdad, de meterte en los charcos, de vivirlo todo por si acaso, para cuando no pueda vivir más. Y claro, te expone a gente que sí sabe manejar esto. A gente que miente o a gente que se asusta de esta intensidad, a ese empeño mío de darme sin importar nada más cuando veo un destello de luz.
Y hacerse duro no significa hacerse insensible, lo sé.
Igual que hace dos días rogaba a los dioses en los que no creo (y él sí. La boda por la iglesia, no olvidemos)que ralentizara el tiempo, ahora pido que lo pase rápido, que salga el sol y que haga calor y que se me tueste esta pena estúpida. Y se me pierda por el camino.
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