lunes, 11 de marzo de 2013

Qué manera de perder las formas. Y qué forma de perder las maneras.


Debería estudiar porqué me pasa lo que me pasa.
Mañana tengo examen y no he tocado nada desde hace horas. Y es que me da todo igual.

Suena Vetusta y "Los días raros" y llevo mucho tiempo en ellos. En los ´dias raros. No puedo volver, no quiero volver a casa. no me apetece volver al silencio y a mi cuarto.
no me apetece patear esta puta ciudad, enana, corta.
A veces, cuando ando por ella, cierro los ojos, y hago el camino. fuencarral, Sfera, Stradivarius, kiosko, puerta de la radio, H&M, tocados, heladería...así hasta callao.
Y luego los abro y me topo, de nuevo, con el campo. Y los edificios aburridos.
Pero si los cierro, oigo el metro. Y veo aquella esquina donde salen las mejores fotos del edificion de Schweppes. Y oigo el murmullo de la gente. Y de los semáforos.
Y_ me siento un poco menos muerta.

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Siempre me pasa lo mismo contigo. Llegas y me remueves, me alteras, me planteo tener perro y casa con niños. Y Lo veo factible. Y real.
Y luego
te vas. Te vas y me quedo ahí, a medias, con la correa del perro comprada a plazos. Y la hipoteca del chalet. Y los veranos en el pueblo.

y eso también, esa pausa, este no saber dónde cojones vas, también debería ser inconstitucional.

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Estoy cansada y todo me la bufa. Hoy estuve 3 horas en la biblioteca. los libros, las revistas, las letras son un gran refugio cuando no tienes dónde ir ni con quién hablar.
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Al final, lo de los críos no es tan malo. Los ves ahí, en su mundo, creyendo que son invencibles. Y da ternura. Da ternura porque casi no te recuerdas a ti ahí.
De hecho, lo que recuerdo de mi es que no sabía cómo, pero sabía dónde quería  ir.
Llegué.
no fue fácil.
Puede que fuera porque no tenía nada más en el mundo. Literalmente. Sabía que no contaba con nada y con nadie. Que en el momento de dar el paso, estás solo. y creía que allí arriba, lejos de donde empecé, no llegaría el miedo, ni la pena, ni la angustia.
Y lo que no sabía era que, auqnue era feliz, puede que más felzi de lo que nunca fui, ahí era donde empezaba el resto del camino.

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Recuerdo mucho a P. el técnico. Nos quisimos mucho y él se marchó mucho antes de la Santa Casa que yo. Luego él trabajó en una zapatería y ahora es profe de prácticas. fue una de las mejores sorpresas de mi cumple. Hablé con él casi una hora y no podíamos parar de reir.
Le echo en falta.
y me acuerdo de él mucho más de lo que él podría pensar.
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Dice que yo tengo la culpa. De que no llamen, de que no se hablen, de todo. No es que me importe (la talla de mi ropa es culpa de mi espalda, dada de sí de aguantar peso...) pero en parte me desgasta. Me cansa.Como una gota.
Ella cree que su actitud es consecuencia de mi desgana, o de mi desprecio (aunque desprecio es una palabra demasiado......cargada de emoción para lo que siento.Siento vacío) o de mi desgana. Pero resulta que es al revés. A mi, como a la pelirroja de Roger Rabit, no me dibujaron así.
Así me hice yo.
Y menos mal.

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últimamente, será por la aparición del niño burbuja, tengo el reloj biologico haciendo tictac encima de mi cabeza. Como una amenaza. Como una alarma.
Y todo lo que creí se mueve.
Y voto por casarme con anillo de Tiffany's, de blanco roto (por la honra...) y tener niños. Y un perro (bueno...eso puede que no).
me gustaría saber dónde se mete en días como hoy mi yo más guerrero. Esa que se niega a la vida dada, y a lo que debe ser. Y que no quiere sábados en el Carrefour en chandal ni paseos con los niños los domingos.
Espero que vuelva cuando recupere las fuerzas para luchar.


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Lo he descubierto y me he enamorado mucho de él.
me enamoré comiendo un McFlurry (a veces NECESITO volver a casa) sentada bajo un techo de un supermercado abandonado mientras pedía una señal. Puede que la señal fuera que, mientras a mi lado izqueirdo caía una granizada tremenda, a mi derecha lucía un sol tremendo.
y yo allí, sonriendo con dos lagrimones corriendome por la cara, sentada en el suelo, con sabor a chocolate.
De cuando a veces me siento viva.


Izal. Qué bien. 



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