Los hospitales deben ser feos por definición. Feos o grises.
Una vez estuve en uno privado con habitaciones individuales y sin ese color verde y esos tonos pastel en las paredes ni esa pinta de los sótanos tan de garaje, y aún así, a pesar de todo el cristal y las maderas nobles, y el cemento y la Vogue en la sala de espera, era feo. Y gris.
Pues eso. Que el sino de los hospitales debe ser ser feos, como remarcando su pertenencia a otra cosa distinta a la calle, a los coles, a las paradas de bus, a los jardines. Es un hospital, y cuando vas, entras en una especie de dimensión distinta. Dejas de ser tú y de depender de ti para ponerte en manos de otros. Tu vida ya no es tuya y cambia en 3 segundos después de que te digan palabras como bulto, sombra, hígado, pecho, posibilidad. Prueba.
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Sabes cómo tienes que comportarte. Intentas disimular la angustia en los ojos y en la cara aunque oyes la sangre bombear desde tus sienes. Apostarías la mano derecha a que estás más pálida que el papel que el médico sostiene entre sus manos. Y sin embargo sonríes. Sonríes como si no te hubiera llegado una ráfaga de aire helado por la espalda y te hubiera crispado, otra vez, como aquella, el perfil.
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EN mi colegio mayor compartí años de vida con estudiantes de Medicina. Rogué que muchos de ellos, por el bien de sus pacientes, no ejercieran de cara al público. Y, concretando más, que no ejercieran DE NINGUNA MANERA.
Debería haber una especie de examen multidisciplinar que impidiera que un señor sin empatía fuera médico. Que alguien que no entienda dónde está el miedo de su paciente, pueda ser el responsable de enfrentarle al abismo.
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A pesar de eso, todo está bien.
Y no estoy asustada.
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En el metro iban dos perroflautas, cantando sevillanas. Ella se enjugaba las lágrimas con un dedo, disimulando y yo procuraba no mirarlos. No miraba a nada y me entretenía en hacer una lista, larga, racional, tranquilizadora, de los motivos por lo que no puede ser lo imposible.
Y ellos, taconeaban a ritmo de rumbita buena.
Y yo pensé "mierda de vida. Mierda de vida injusta. Mierda de vida de correr y de luchar. Cuando lo bueno es eso, que la muerte, la pena, los sustos, te lleguen bailando".
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