lunes, 4 de marzo de 2013

No me lo merezco.

Quererte así, de pronto, súbitamente, como me pasa siempre, debería ser inconstitucional. Debería estar prohibido.
Debería no poderse tener así la cabeza, y tu nombre en mis labios con sabor a melón y chicle compartido.
La ONU, la OTAN, la Guardia Civil y los municipales deberían salir a la calle, a buscarte y a buscarme, a sacarte de mis pensamientos a porrazos, por insurrecto. Por estúpido. Por raro. Y llevarte a una celda oscura, tenebrosa que se lleve la luz que traes, y el viento huracanado y la luz del sol que quema.
Y al torrente de palabras inútiles, yermas, estériles que no llevan a nada y que no cambian nada, pero que desenredan tu pelo entre mis dedos otra vez.

Quererte así, querido, con las luces rojas parpadeantes, con las sirenas, con los carteles de peligro no debería pasarme. Porque no me lo merezco.

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