"De dónde venimos? ¿Adónde vamos? ¿Hay posibilidad de tarifa de grupo?"
La telerrealidad (oh, ese monstruo!!) pasaba por delante de mis ojos y yo decidí que ya estaba bien. Que no quería más preguntas. Que estaba harta de preguntarme y seguir caminando, como si su peso no lastrara mis pasos y los hiciera mucho más pesados.
Siempre he dicho que no me gusta pararme a pensar porque nunca me responde nadie a mis preguntas. Ni siquiera yo.
Así que ya no me pregunto.
Y ahora quiero respuestas.
Y a poder ser, rápidas.
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