Entiéndeme, no quiero hacerte daño. O sí. Quiero que me mires desde lejos, como antes, y me sepas inalcanzable y lejana. Y oigas mis bromas y me veas mirar a O. y que sepas que mis ojos te evitan. Que me tuviste cerca, que podías rozarme despacio las manos. Que contra todo pronóstico, salté y no tuviste huevos. Que pasaba a verte, por las tardes, solo por reír un rato contigo. Y que nunca me hiciste reír, porque no podías. Porque no sabías.Y fíjate, no le escuché a él. Me dejé cegar por ti y tu ego, y deje de mirar su luz, su risa, y oh, sorpresa, su interior. Y ahí le tienes, con esa cabeza de chorlito, con ese corazón hecho mierda, seguramente, llenándolo todo de ilusión.
Y sí, quiero salpicarte de este líquido pringoso, que parece ácido y que me carcome si te veo. Que te llegue y te duela, la mitad de lo que me duele a mí.
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