No fuiste nada. Aún menos eres hoy.
Pero a veces veo tu nombre y toda aquella tormenta que me cayó encima en agosto vuelve a mojarme entera, de pronto. Y me cabreo, porque no entiendo el nubarrón que trae tu recuerdo.
Y luego escampa, y sale el sol. Y se secan los charcos que me deja tu recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario